No sé si sabían que ando haciendo maestría en creación literaria... pues ahora lo saben. Y pues, este es un ejercicio de diálogo, cuyo resultado me gustó. El propósito del ejercicio no lo logré (del todo), pero el cuento está chévere... (al menos eso creo).
Dinero
por: Joel
©
-¿Me puedes prestar unos chavos?
-Sí, claro. ¿Cuánto?
-Eeh... -lo pensaste, antes de decir la cantidad completa- Tres...cientos...
-¡Trescientos pesos! ¿Estás loco?
-Pero no es tanto...
-Estás loco, mano. ¿De dónde voy a sacar trescientos pesos?
-¿No tienes ningún ahorro?
-¡Ja! La verdad que eres cojonú. Si los tuviera no te los prestaba. ¿Tú sabes lo que son trescientos pesos?
-Sí -dijiste, preguntándote qué hubiese dicho si le decías la cantidad correcta.
-Bueno, ¿y para qué quieres tantos chavos así de momento?
-Es que tengo que pagar... el celular.
-¿Trescientos pesos de celular? ¿Pero y cuánto tu hablas?
-Un montón.
-Estás cabrón. Estás cabrón.
-Sí -dijiste, y se te escapó entre los dientes-: voy a tener que pedir un préstamo...
-¿Un préstamo? -te escuchó-. ¿Para pagar un celular? Mano, córtalo por un mes, y págalo poco a poco. ¿Un préstamo pa un mísero celular? Es más, toma -te dio veinte dólares-. Empieza con esto hoy. Pero tienen vuelta. Oíste.
-Sí.
-Pero dale, acábate de ir.
-Ya voy, ya mismo. Tengo que comer algo, que tengo un hambre.
-Oye, ¿tú no estás en algo mafioso o algo así, verdad? -dijo él sonriendo.
-No, no, no. ¿Yo? ¿Con lo pendejo que soy? ¿Cómo va a ser?
-Na. Es que parece que le debes chavos a la mafia o algo así.
-Ahora el que está loco eres tú. Las cosas que tu piensas...
-Bueno, uno nunca sabe. Mira los terroristas esos, un día son buenos y al otro se tiran con to y bomba.
-Jum.
-Oye, ¿te acuerdas de Samaida?
-La que estaba bien buena en el party, sí.
-Pues esta noche le voy a dar bien duro.
-Ok.
-Primero la voy ya llevar a comer y después no se sabe. Así que no puedes estar aquí cuando vuelva.
-Ok.
-Bueno, pues me voy a bañar, porque como tú estás hablando tanto...
-Oook.
-Ok, ok, ok, tan cabrón...
-Mañana me dices cómo te fue.
-Sí, sí -y se metió al baño.
-¡Oye!
-¿Qué? -contestó, su voz se escuchaba con eco.
-¿Tienes el teléfono de Robert?
-En el celular. Búscalo. Le a vas a pedir chavos a él también, ah.
-Sí.
-Buena suerte... Ese está más pelao que tú y que yo juntos
Dinero
por: Joel
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-¿Me puedes prestar unos chavos?
-Sí, claro. ¿Cuánto?
-Eeh... -lo pensaste, antes de decir la cantidad completa- Tres...cientos...
-¡Trescientos pesos! ¿Estás loco?
-Pero no es tanto...
-Estás loco, mano. ¿De dónde voy a sacar trescientos pesos?
-¿No tienes ningún ahorro?
-¡Ja! La verdad que eres cojonú. Si los tuviera no te los prestaba. ¿Tú sabes lo que son trescientos pesos?
-Sí -dijiste, preguntándote qué hubiese dicho si le decías la cantidad correcta.
-Bueno, ¿y para qué quieres tantos chavos así de momento?
-Es que tengo que pagar... el celular.
-¿Trescientos pesos de celular? ¿Pero y cuánto tu hablas?
-Un montón.
-Estás cabrón. Estás cabrón.
-Sí -dijiste, y se te escapó entre los dientes-: voy a tener que pedir un préstamo...
-¿Un préstamo? -te escuchó-. ¿Para pagar un celular? Mano, córtalo por un mes, y págalo poco a poco. ¿Un préstamo pa un mísero celular? Es más, toma -te dio veinte dólares-. Empieza con esto hoy. Pero tienen vuelta. Oíste.
-Sí.
-Pero dale, acábate de ir.
-Ya voy, ya mismo. Tengo que comer algo, que tengo un hambre.
-Oye, ¿tú no estás en algo mafioso o algo así, verdad? -dijo él sonriendo.
-No, no, no. ¿Yo? ¿Con lo pendejo que soy? ¿Cómo va a ser?
-Na. Es que parece que le debes chavos a la mafia o algo así.
-Ahora el que está loco eres tú. Las cosas que tu piensas...
-Bueno, uno nunca sabe. Mira los terroristas esos, un día son buenos y al otro se tiran con to y bomba.
-Jum.
-Oye, ¿te acuerdas de Samaida?
-La que estaba bien buena en el party, sí.
-Pues esta noche le voy a dar bien duro.
-Ok.
-Primero la voy ya llevar a comer y después no se sabe. Así que no puedes estar aquí cuando vuelva.
-Ok.
-Bueno, pues me voy a bañar, porque como tú estás hablando tanto...
-Oook.
-Ok, ok, ok, tan cabrón...
-Mañana me dices cómo te fue.
-Sí, sí -y se metió al baño.
-¡Oye!
-¿Qué? -contestó, su voz se escuchaba con eco.
-¿Tienes el teléfono de Robert?
-En el celular. Búscalo. Le a vas a pedir chavos a él también, ah.
-Sí.
-Buena suerte... Ese está más pelao que tú y que yo juntos
2 comments:
¿cuál era el propósito del ejercicio que no lograste?
Tenía que escribir un diálogo donde un personaje tuviera un secreto que el otro personaje no descubriera, pero que el lector sí.
comprenez vous?
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