Thursday, September 21, 2006

No nos importas

No nos importas
Por: Joel
© 2006

Te duermes. El cigarrillo entre los dedos. Tu mano recostada en tu frente. Sientes las cenizas en tu pelo, despiertas, y las ves en la cama. Otras veces, has encontrado que el cigarrillo ha abandonado tus dedos, y se ha alojado en las tersas sábanas de tu cama. Has imaginado que un día arderás por tu insolencia, que, en vez de sacudirte las cenizas del pelo, alguien estregará el carbón de las paredes. Sonríes, porque uno sonríe ante las babosadas trágicas de la mente. Fumas. Exhalas el humo, te relajas. Te duermes.

El cigarrillo se escurre de entre tus dedos. Cae de punta en las sábanas. Se apiñan las cenizas, expulsando una minúscula partícula, que flota liviana como un plumón. La pizca aterriza estratégicamente sobre una gota. Una gota de gas que se destila por la astilla del encendedor de cigarrillos.

Tu pelo se enrosca. Tu nariz escudriña aquel olor irritante, pero no te despierta. Tus oídos escuchan un tiritar. Tu piel desnuda se broncea. Se te enciende el pelo, y sentir el ardor en el cerebro despierta tu cuerpo. Los gritos no ayudan. Saltas. Pero demasiado tarde.

La piel se te derrite. Se te aglutina la piel en los dedos, te la desgarras al espantar las llamas. Sientes tus pies agrietarse, como placas tectónicas, tratando de expulsar la quemazón. Tu cara se cocina, se fríe, se tuesta. Tus pulmones se ahuman, se tiznan. La puerta te preserva, no puedes abrir la perilla pues arde y allí relegas involuntariamente tus huellas digitales ensangrentadas. Las lágrimas te queman en las mejillas. La sangre se te coagula con rapidez. Las llagas se te quiebran de nuevo...

Agua te baña desde las ventanas. Cada gota es una estalactita de hielo, que recibes con la sonrisa deformada. Los bomberos arrancan la puerta. Te cargan. Sus ásperos guantes te desmenuzan los brazos, te tuercen los pellejos licuados y resbalan sobre tus músculos. Ya ni puedes gritar. Miras tu cuarto, así al revés, habría que estregar el carbón. Te fijas en la caja de cigarrillos y el encendedor. Ni te miran. No les importas. Reconocibles los dos, yacen sobre el gavetero con la infamia en sus caras calcinadas.

5 comments:

ARD said...

Wow, cool story! Qué cruda!
Se me ocurre que así mismo le importan los fumadores a las tabacaleras cuando se están mueriendo de cáncer....

J O E L said...

ah, gracias. seguramente le importan tres pepinos, hasta escuché que esas campañas de "truth" que son para que NO fume son auspiciadas por las compañías de cigarrillos, porque como ellos ya no pueden anunciar...

por otro lado, si te gustó ese, léete este otro No te conosco es más sencillo y a mi me gusta más

Anonymous said...

*two thumbs up*

C said...

Lo visualicé todo y fue impresionante. Muy bueno

Zen said...

Excellent...me encanto como lo describistes...